Ya nos quedan pocos días de ruta por el país, este increíble viaje está llegando a su fin… así que vamos a exprimir al máximo lo que nos queda. Amanecemos sobre las 7h, deseando continuar con nuestro recorrido por el sur, nos toca llegar hasta el pueblo costero de Hikkaduwa. Además, mañana ponemos rumbo a Negombo para despedirnos de nuestro querido Tuk Tuk y coger un avión con destino Maldivas ¿venís con nosotros en este último tramo del viaje?
Amanecimos en nuestra maravillosa villa en Unawatuna, volvía a hacer un día de sol radiante, así que tras un desayuno a base de pan con mermelada, plátanos y zumo natural, nos despedimos de los dueños de este lugar que habían sido tremendamente simpáticos con nosotros y nos dirigimos en nuestro Tuk Tuk hacia la primera parada del día, Jungle Beach.

Recorrer la costa sur del país es algo impresionante, y para nosotros de las mejores experiencias del viaje sin lugar a dudas. Apenas acabábamos de iniciar la ruta y nos resulto imposible no pararnos en una playa en la que parecía que las palmeras querían adentrarse en el mar, una estampa totalmente de postal.
Parecía que el mar estaba tranquilo, a ver si teníamos suerte y hoy podíamos bañarnos en la playa de Hikkaduwa al llegar. La aplicación Maps.me nos condujo hasta la entrada de la playa Jungle Beach, aunque no es posible llegar en Tuk Tuk, así que tuvimos que dejar éste en el parking y llegarnos caminando.

El camino hasta la playa es fácil y esta muy señalizado, aunque hace muchísima humedad. Tras unos diez minutos, llegamos a ella, era súper temprano y ya había gente cogiendo hamacas. La verdad que nos esperábamos una playa paradisíaca y nos encontramos con una calita muy explotada: hamacas, restaurante, sombrillas… aun así, aunque nos decepcionó bastante, tenemos que decir que estaba muy bien cuidada y el agua era súper cristalina.
Además, si te alejabas un poco del restaurante, tenías una playa de arena marrón oscuro para ti solo. Lo que más nos gustaron fueron las vistas, ya que está enmarcada en una bahía preciosa, desde la que se ve a lo lejos el fuerte de Galle.

Volvimos a emprender camino, aclarar que, en todas nuestras visitas dejábamos las mochilas en el Tuk Tuk y nunca nadie nos tocó nada, ni sabemos de nadie que les hayan robado dejando las cosas en el. En un par de minutos más llegamos a Galle, el gran destino del sur por excelencia. Es un pueblecito costero con edificios coloniales holandeses, mezclado con un espectacular entorno tropical.
En la zona de «Fort», hay muchas boutiques pequeñas, cafés y hoteles llevados por artistas nacionales y extranjeros, escritores, fotógrafos, diseñadores y poetas. Paseando por sus calles se pueden observar las más de 400 casas históricas, iglesias, mezquitas, templos y antiguos edificios comerciales y gubernamentales de colores vivos que hacen que tu cámara no pare de disparar.

Este pueblecito costero tiene varios puntos que nos encantaron, como la muralla, sobre la que se puede dar la vuelta completa al pueblecito; si pretendéis ver el atardecer, el mejor lugar es la «roca de la bandera» o como ellos la llaman, la «flag rock» y nuestro rincón favorito, sin duda fue la Playa del Faro, a la que dejamos pendiente pegarnos un chapuzón 😛
Se nos hizo el mediodía paseando por Galle, pero como habíamos quedado para comer con nuestros amigos ibicencos en Hikkaduwa, volvimos a nuestro Tuk Tuk y en algo más de media hora llegamos a nuestro hotel, el Camellia Dwellings (nuestros alojamientos en Sri Lanka). Hicimos el check-in, nos pusimos los bañadores y nos fuimos directos a la playa a comer en un chiringuito, pescado fresco de la costa con Carla y Chanca.

Con las barrigas llenas, nos fuimos caminando a la playa de Wewala ¿¿¿Y cuál fue nuestra sorpresa??? Que por el camino nos encontramos en la orilla una tortuga gigante comiendo algas ¡¡¡¡Nos quedamos impresionados!!!! Por que cuando digo gigante, era gigante… Guardando la distancia, nos quedamos un buen rato contemplando esa maravilla de la naturaleza…
Al llegar a esta playa, decidimos que tocaba tarde de relax, así que cogimos cuatro hamacas, pedimos unos zumos naturales y alguna que otra cerveza, alquilamos tablas de «bodyboard» y pasamos la tarde cogiendo olas los cuatro juntos… Entre risas y buenos ratos, empezó a anochecer… había sido una tarde super divertida.

Tras una velada muy bonita donde cenamos en la mejor hamburguesería del país, (no dudéis en ir, se llama Nordic House Café & BurguerHouse), nos despedimos de esta gran aventura de nuestros amigos, ya que mañana emprendíamos el último trayecto del viaje. Nos íbamos para Negombo a dejar nuestro Tuk Tuk y coger un vuelo rumbo a Maldivas.
A la mañana siguiente madrugamos bastante, ya que de Hikkaduwa a Negombo habían 150km, lo que se traducía en unas 6h de viaje, las más pesadas de todo nuestro recorrido por el país. Menos mal, que por el camino paramos en el Museo Fotográfico del Tsunami, que está a pie de carretera, y en él se cuenta, a través de fotografías y artículos de periódico, la historia de aquel terrible día del 2004, cuando un tsunami en el océano índico golpeó el país.

Todo está muy mal presentado e iluminado, pero eso no importa, porque las imágenes dejan sin palabras, ya que más de 40.000 personas perdieron la vida en este trágico día. Salimos bastante tocados de allí, y con una gran tristeza seguimos con nuestro camino. Al cabo de un rato, dejamos atrás las playas paradisíacas para cruzar la gran urbe de Colombo, ruidosa y de tráfico denso.
Sobre las 16h llegábamos a Negombo, nos despedimos con muchísima pena de nuestro pequeño y cogimos un taxi – tuk tukero hasta el hotel donde pasaríamos la última noche, ya que a las 5am teníamos que estar en el aeropuerto.

Y así fue como llegó a su fin esta gran aventura, un país que nos hizo vivir tantas cosas… Gracias Sri Lanka, porque hemos descubierto nuestra parte más humana, lejos de una sociedad capitalista en la que prima lo material o la apariencia… nos has enseñado a sentir, a encontrar palabras en las miradas, en los gestos, a ver la belleza en un simple acto, a valorar cada segundo de nuestra vida, a sentir cada paso, mirar sin prejuicios… hemos empatizado en cada instante con cada persona que se ha cruzado en nuestro camino, nos hemos conocido como pareja más que nunca, ya que hemos vivido situaciones difíciles pero muy emotivas… más allá de lo impresionante de un safari, un templo o unas ruinas; hemos visto que la grandeza de un elefante está en su mirada, que cada cultura y religión hace a las personas únicas y que todas esas ruinas están llenas de historias que no merecen ser olvidadas nunca.
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Objetivo de la cámara: Canon EF-M 18-150 – Objetivo para Canon EOS M5, EF-M 18-150 mm f/3,5-6,3 IS STM, Negro
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Cámara acuática y de acción: GoPro Hero6 Black – Videocámara de acción (4K, 12 MP, resistente y sumergible hasta 10m sin carcasa, pantalla táctil 2″), Negro.
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Estabilizador de la cámara de acción: GoPro Karma Grip – Palo estabilizador para la cámara, Negro
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